Long, M. P. and R. C. Schonfeld. Ithaka S+R US Library Survey 2013, ExLibris, Gale CENGAGE Learning, JSTOR, and SAGE, 2014.
El mercado de libros electrónicos se mantiene en proceso de cambio, en un contexto en el que la mayoría de los editores ofrecen opciones de compra directamente a través de agregadores, proporcionando paquetes temáticos de la mayoría de editores de libros. De particular interés es el éxito significativo de las publicaciones periódicas en la universidad por medio de alianzas con portales académicos, como el Proyecto MUSE y JSTOR. Los gestores de derechos digitales (DRM) sigue siendo un desafío para extender el uso de los libros electrónicos y de la gestión de los mismos con el fin de cubrir las necesidades de los usuarios en relación a los servicios del préstamo simultáneo y el préstamo interbibliotecario, con restricciones sobre la impresión, descarga y reutilización de contenido. Algunas de estas cuestiones -como se señala más adelante, han sido eliminadas a través de la entrega directa de los contenidos por parte de los editores individuales, o a través de terceros que han negociado extensamente estos términos con los editores. Algunas editoriales también disponen de servicios de impresión bajo demanda como Springer, que permite imprimir la totalidad de los libros electrónicos en lugar de sólo capítulos individuales.
Gran parte de la discusión acerca de los libros electrónicos es si el libro impreso se mantendrá como vehículo de comunicación científica y si tendrá un estatus destacado en el nuevo ecosistema académico. Como señala Schonfield (2013) en su provocativo artículo (Ithaka S + R, paren las rotativas), las mejoras aún son posibles e inciden en que aún el formato digital no han llegado a tener una aceptación plena. Algunos estudios han demostrado que los libros digitales y los libros impresos puede servir a muy diferentes fines para investigadores y estudiantes, ya sea para la búsqueda básica o para la lectura lineal (Rod-Welch et al 2013;. Staiger 2012;. Li et al 2011)
Aunque siguen existiendo predicciones que vislumbran un futuro de bibliotecas sin libros, de momento sólo hay algunos ejemplos en este sentido. De acuerdo con un reciente informe Ithaka S+R US Library Report (Long & Schonfeld 2014), la transición hacia los libros electrónicos no ha sido tan rápida como se predijo. Por ejemplo, la mayoría de los directores de bibliotecas informan que la adquisición a gran escala de libros electrónicos no ha conducido a una adhesión por igual hacia los nuevos formatos por parte de los usuarios, ya que la mayoría de profesores aún desconfían de un futuro en el que únicamente haya libros electrónicos en las bibliotecas. Incluso para las ciencias, sólo alrededor del 15% de los profesores encuestados respondió favorablemente a la afirmación de que dentro de los próximos cinco años “no va a ser necesario mantener colecciones de libros impresos en las bibliotecas”. Aunque si indicaron que aquellos títulos en papel de bajo uso deberían de ser retirados a una instalación de almacenamiento. En esta situación, sólo alrededor del 20-25% de los directores de bibliotecas siguen considerando la adquisición de libros impresos como un medio para construir colecciones de investigación de alta prioridad. Algunos gestores de colecciones consideran el crecimiento de los ebooks mediante el establecimiento y la expansión de los planes aprobación (Aprovall Plan), que ya no se reservan únicamente para las publicaciones en papel. Sin embargo, un porcentaje significativo de los títulos aun se siguen recibiendo en formato impreso.