«L’avenir de la librairie est dans la bibliothèque»
Mientras se está discutiendo un reglamento sobre los precios de los libros en Quebec, un editor especializado en publicación en línea, acaba de publicar un estudio sobre el futuro de las librerías independientes. Según él, la mejor manera de asegurar el futuro de las librerías independientes es a través de las bibliotecas públicas aádiendo al tradicional servicio de préstamo el de venta de libros. De este modo la cooperación entre las librerías independientes y las bibliotecas públicas aumentaría el número de puntos de venta de libros en Quebec de 86 a más de 800. Lo que supondría que se alcanzaría al 95,3% de la población de la región. Garantizando un amplio acceso al libro y una diversidad editorial sin precedentes en toda la provincia.
“La especie “biblioteca pública” ha aprendido a desarrollar y compartir conocimientos, y compartir la experiencia de adaptación puede salvar otra especie, la de “librería independiente. Es en la unión de estas especies -librerías y bibliotecas- que garantizan el acceso a los libros donde puede estar un futuro prometedor. La “biblioteca y librería” es una especie híbrida perfectamente adaptadas a las nuevas realidades del libro, presente y futuro.”Serge-André Guay, président éditeur Fondation littéraire Fleur de Lys
El librero independiente se distingue por su pasión por la profesión, su profesionalismo, la calidad de servicio y el compromiso con su comunidad. La cooperación entre editores independientes y bibliotecas públicas es esencial para maximizar la difusión y visibilidad del libro dentro de la población. El librero es el único que puede satisfacer al lector que desee comprar una copia en propiedad de un libro que desea leer de manera inmediata o que leyó después de sacar en préstamo y quiere disponer de un ejemplar propio.
Quebec cuenta con 86 puntos de venta de librerías independientes, mientras que en el territorio hay 805 bibliotecas públicas que se distribuyen a lo largo de todo el país. El establecimiento de sitios de ventas y préstamos de libros dentro de la misma institución, formaría parte de una asociación público-privada, que posibilitaría el aumento del número de puntos de venta en la provincia.
Este desafío logístico vendría dado, entre otras cuestiones, por el hecho de que las las bibliotecas públicas por lo general cuentan con un espacio limitado. Por lo tanto, un proyecto de este tipo podría ser provisto incluyendo el punto de venta de libros en el mismo mostrador de préstamo.
Las bibliotecas dispondrían de un título que llevaría la etiqueta “disponible para la venta” en el mostrador del servicio de préstamo. De este modo las Librairies indépendantes du Québec (LIQ) podrían responder rápidamente a esta demanda, porque tienen un almacén común para cumplir con los pedidos de libros en línea que se venden en su página web, RuedesLibraires.com.
El estudio señala que las colecciones hoy no tienen la importancia que tuvieron en el pasado para las personas, de este modo la biblioteca dispondría de más espacio para reuniones, y ofrecería más zonas para trabajar y para descubrir. “La incorporación de los fondos de las librerías independientes en el catálogo de las bibliotecas públicas permitiría la comercialización y la posibilidad de disponer además una fuente de ingresos para la biblioteca”. Así de este modo las biblioteca ayudarían a encontrar soluciones al comercio del libro independiente, proporcionando un escaparate de títulos específicos. La transacción también daría lugar a maximizar la difusión en su entorno para el librero.
Por último, las bibliotecas de Quebec han demostrado su capacidad de adaptación a los cambios actuales. Entre los 80 y 90 años, los consumidores han experimentaron un fuerte aumento en el precio de venta de libros. y luego se convirtieron en una solución indispensable para seguir leyendo.En mayo pasado, la asociación nacional de editores de libros de Quebec había llamado la atención del público sobre los desafíos que estaban enfrentando los libreros. Desafiando al gobierno, el presidente de ANEL habló del “gran nerviosismo en la profesión del libro debido a la salud precaria de las librerías independientes”.
Poco después, la Asociación de Libreros de Quebec proporcionó algunas cifras en las que hablaba de 20 cierres de librerías desde 2010. Dando como resultado un daño directamente a la vitalidad de la producción de libros en la región, así como una nueva generación de autores emergentes que necesitaban del apoyo de las librerías independientes.