Romero Buccicardi, C. Gabriela Mistral: El Libro y la Lectura. Santiago de Chile, Universidad Tecnológica Metropolitana, [e-Book 2011]
Un texto exquisito sobre el valor del libro y de bibliotecario es el que aparece en el libro “Gabriela Mistral: El Libro y la Lectura” de Catalina Romero Buccicardi. Gabriela Mistral, fue el seudónimo de Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga, la poetisa, diplomática, feminista y pedagoga chilena que fue la primera mujer latinoamericana en ganar el premio Noble en 1957.
“El libro y la lectura adquieren un espacio central. Porque desde el gesto y la gesta de Gabriela Mistral, este texto nos lleva al espacio del libro: la biblioteca como sede y como soporte. Y desde la biblioteca como práctica y patrimonio surge una figura central y señera a la vez: el bibliotecario como una función que conduce a la lectura, que pluraliza el libro y lo dota de realidad y de espesor. Es el bibliotecario el que impide que la biblioteca se transforme en un simple depósito de libros, puesto que la destreza del profesional, moviliza y permite flujos de saber.”
Diamela Eltit. En: Catalina Romero Buccicardi “Gabriela Mistral: El Libro y la Lectura”. Santiago de Chile: universidad Tecnológica Metropolitana, 2011
El libro como objeto material y simbólico también es transmisor de prestigio. Cuando en televisión u otro medio se entrevista a una personalidad de la vida cultura o científica existe una tendencia a situarlo para la fotografía o para el vídeo con una biblioteca de fondo con la finalidad de otorgarle el prestigio que confiere tener una bien nutrida biblioteca. Pero no solo valor intelectual, para ilustrar esta afirmación aquí recogemos una cita del libro de Catalina Romero Buccicardi, en el que se habla de cómo en el Santiago de entre los años 20 y 50 tener una biblioteca bien visible proporcionaba un cierto caché económico, y como posteriormente el lugar que ocupaba el libro comienza a ser sustituido por el automóvil.
“El libro es considerado como un objeto puro que no debe rebajarse a la masificación en serie. De hecho, el libro es considerado un objeto de lujo y la clase media lo utiliza para ganar estatus: históricamente, entre 1920 y 1950, cuando estos sectores vivían todavía en las proximidades de la Alameda, en Recoleta, en Ñuñoa o en La Cisterna, predominaba el primero de estos ámbitos. Los libros estaban presentes en el estante de todo living-comedor que se preciara. Después de 1950, cuando comienzan a trasladarse a Las Condes, Vitacura y La Florida, el lugar del libro lo ocupará el auto. Los libros, al ser objeto de lujo, son caros. Lejos entonces de su alcance, la clase popular sólo tiene acceso a los textos escolares entregados por el gobierno desde fines del siglo XIX. El estado, así, es quien dictamina qué deben y qué no deben leer las personas sin recursos para comprar libros a su elección”. pag. 53
Catalina Romero Buccicardi “Gabriela Mistral: El Libro y la Lectura”. Santiago de Chile: universidad Tecnológica Metropolitana, 2011