8 de febrero de 2017

Sobrecarga informativa

Horrigan, J. B. Information Overload. Washington D. C, Pew Research, [e-Book 2016]

A las personas les gusta mantenerse informados, pero el 20%  de los estadounidenses dicen sentirse sobrepasados por la cantidad de información que reciben. Las tensiones ocurren cuando las personas reciben más información de la que pueden asimilar. La encuesta muestra que la mayoría de los estadounidenses se sienten cómodos con sus habilidades para hacer frente a los flujos de información que reciben en su vida cotidiana. Por otra parte, aquellos que poseen más dispositivos son también los que se sienten más cómodos con estos grandes flujos de datos y medios de comunicación en sus vidas. Aquellos que tienen más probabilidades de sentir sobrecarga de información tienen menos tecnología y son más pobres, de más edad y menos instruidos.

El término “sobrecarga de información” se utiliza desde los años 70 para referirse al crecimiento de la producción de información y a las consecuencias potencialmente negativas que produce en las personas cuando intentan lidiar con flujos aparentemente constantes de mensajes e imágenes. La llegada de Internet puso aún más en entredicho la cuestión,pero está siendo con el inicio de la conectividad ubicua cuando se está convirtiendo en algo aún más acuciante.

El concepto Síndrome de Fatiga Informativa (IFS) o Technostress, aparece formulado por primera vez en un informe de la agencia Reuters titulado Dying for information? elaborado por el psicólogo Davis Lewis en octubre de 1996 tras estudiar a 1.300 directivos de Reino Unido, USA y Hong Kong. Aunque muchos años antes el neurólogo ruso Levon Badalian ya advertía sobre el daño que el exceso de información provocaba en el desarrollo neurológico y cerebral de los niños, siendo el causante de muchos de los trastornos del aprendizaje. En España Alfons Cornellá a principios en 1999 utilizaba el término intoxicación para referirse a la contaminación informativa por exceso de información siendo este exceso más perjudicial que provechoso. El síndrome se da en personas que tienden a manejar grandes cantidades de información procedente de libros, revistas, periódicos, correos electrónicos, móviles  y sobre todo redes sociales. Los síntomas más destacados del mismo son: estrés, ansiedad, confusión, superficialidad y  falta de atención, además de daños en las relaciones personales.

La encuesta del Pew Research Center se llevó recoge la opinión de 1.520 estadounidenses mayores de 18 años en abril de 2016  sobre cómo gestionan las demandas de información en sus vidas y cuáles son sus sensaciones en relación al volumen de información que encuentran en su día a día. En general, los estadounidenses valoran que puedan acceder a mucha información. La gran mayoría no considera que la sobrecarga de información sea un problema para ellos. Un 20% dicen que se sienten agobiados ante tanta información, -curiosamente esta cifra es menos que hace una década que la cifra era del 27%-, mientras que el 77% dicen que les gusta disponer de tanta información en sus manos. Además, el 67% afirma que tener más información a su disposición realmente ayuda a simplificar sus vidas.

Respecto a la siguiente frase  “Tengo confianza en mi capacidad para usar Internet y otros dispositivos de comunicación para estar al día con las demandas de información en mi vida.” fue suscrita por el 81% de los encuestados. El 80% también dijo que la mayoría de las veces es fácil para ellos determinar qué información es confiable. – esto a pesar de que hace poco apareció un estudio que aseguraba que un 82% de los estudiantes son incapaces de distinguir entre un contenido patrocinado y una noticia verdadera en una página web -. Y un 79% se identifica mucho con la frase “Tener mucha información me hace sentir que tengo más control sobre las cosas en mi vida”.

En cuanto a las características demográficas, aquellos con menos vías de acceso a Internet son más dados a expresar sus preocupaciones sobre la sobrecarga de información y a informar de las dificultades que tienen para encontrar la información que necesitan. Aquellos que tienen más posibilidades de acceso dicen que tienen más tiempo y capacidad para gestionar la información que necesitan. Sólo una cuarta parte de este grupo (24%) dijo que a veces tenía dificultades para encontrar información. Por el contrario, la mitad (49%) de los que tienen menos posibilidades de acceso afirmaron tener dificultades para encontrar la información que necesitaban.

Estos hallazgos sugieren que la sobrecarga de información puede no ser la forma correcta de enmarcar las ansiedades sobre el volumen de información en la vida de las personas. Por el contrario, la sobrecarga de información es más situacional: situaciones específicas pueden surgir, como cuando las instituciones y organizaciones imponen altas tasas demandas de información a las personas para las transacciones, lo que crea una sensación de carga de información.


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